La Europa de la rapiña y el desprecio de los pueblos que ha
secuestrado nuestra democracia, explotación, violencia y guerra es el
único futuro que ofrece la UE.
Partiendo del doble análisis que sitúa al oportunismo como expresión
de la influencia de la política y la ideología burguesa en el movimiento
obrero y que, consecuentemente a ello, su principal misión es generar
confusión y dispersión de objetivos entre ésta, es fácil entender por
qué en todo lo relativo a la construcción europea, las fuerzas políticas
del oportunismo, usan un lenguaje –casi metalenguaje diríamos- que
juega con la permanente ambigüedad para acabar cimentando una estricta
alianza de intereses con la oligarquía europea.
La UE es una alianza interestatal de carácter imperialista
constituida desde sus orígenes con el único fin de salvaguardar y
promover los intereses de clase de los sectores más avanzados de la
oligarquía europea. Ese es su único fin y todas, absolutamente todas,
las argumentaciones de tipo cultural y social que la vinculan con una
unidad de destino de los pueblos europeos es pura propaganda que, desde
el terreno de la superestructura, busca concitar un consenso
interclasista hacia lo que, como decíamos anteriormente, no es más que
el proyecto más elaborado en todos los órdenes de una oligarquía que,
acorde con la fase actual de desarrollo del capitalismo, está cada día
más concentrada en un escaso número de monopolios financieros.
Alguna nota histórica

Eurocomunismo, avanzaba de cabeza a la sustitución del proyecto
revolucionario propio del PCE, por uno reformista y de conciliación de
clases. En lo que respecto a Europa, no fue hasta el 8º Congreso del PCE
realizado en 1972 en el que se decide apostar por el proceso de
integración europea que representaba la Comunidad Económica Europea
fundada en 1957. Pero no es hasta el 9º – el del abandono formal del
leninismo- en el que se expresa ya sin ambages que “el PCE al preconizar
el ingreso de España en la CEE, afirma su voluntad de transformar, al
lado de las demás fuerzas de izquierda de Europa, el actual carácter de
la Comunidad, dominada por los grandes monopolios. Aspiramos a la Europa
de los trabajadores, a la Europa de los pueblos: Una Europa unida en
los planos económico y social, que tenga una política propia,
independiente”. Eso era en 1978 y, tras esa proclama sobre la CEE
ocultando su carácter de clase y llamando a articularla, junto a la
socialdemocracia, en una estructura al servicio de los trabajadores y
los pueblos, tenemos 36 años de experiencia para demostrar la
imposibilidad, la inutilidad y la falsedad de su propósito.
La antigua CEE, hoy constituida en UE, no estaba “dominada por los
grandes monopolios” por una desviación de su propósito fundacional o una
mala aplicación de sus políticas; la CEE y la UE, como está
sobradamente demostrado, responde a un interés de clase muy concreto: el
de los monopolios y por carácter, esencia y misión orgánica, no dejará
de cumplir esa tarea hasta su completa destrucción.
El juego de la confusión.
Como vemos no es de ahora que se juegue con este tipo de llamados
orientados a engañar y confundir a la clase obrera y los sectores
populares respecto al carácter de clase de la UE. Sin poder alegar
desconocimiento de los resultados prácticos de la incorporación de
España a la UE y sus consecuencias para la clase trabajadora y el
pueblo, las fuerzas del oportunismo siguen sumidas en su juego de
desorientación. La terciarización de la economía española tras un
intenso proceso de desindustrialización y desmantelamiento del sector
primario impuesto por la UE, la pérdida de la soberanía monetaria del
estado español por la integración en el €, la privatización del sector
público y la adecuación legislativa a las exigencias europea –al igual
que el PCE lo hacía ya en el 1978 – se sitúan como desviaciones y
resultados no deseados de las políticas europeas, como consecuencia de
lo que comúnmente denominan ataque neoliberal de la troika (Comisión
Europea, Banco Central Europeo y FMI) al modelo social europeo y lo que
la recién creada plataforma política llamada Podemos define como “la
Europa de la rapiña y el desprecio de los pueblos que ha secuestrado
nuestra democracia” . Mienten conscientemente y lo hacen por su
dependencia política y económica del proyecto que los alimenta y les
permite un hueco institucional en el que desarrollarse.
Su posición respecto a la UE se combina perfectamente con el análisis
que realizan de la crisis general y estructural del capitalismo y, al
igual que entienden ésta como consecuencia de una errónea gestión de los
recursos financieros, proponen la vuelta a lo que denominan señas de
identidad de la UE como medio para la superación de la crisis. Corregir
el rumbo de las políticas neoliberales que nos apartaron de unos
servicios públicos eficaces, gratuitos y universales para volver al
estado del bienestar que tan bien representa el modelo europeo frente a
los imperialistas norteamericanos. Ese es en resumen el discurso de los
oportunistas. Una propuesta que, denunciando la creciente situación de
exclusión social, explotación y pobreza a la que nos conducen la
políticas de la Comisión Europea, al mismo tiempo, hace bandera de la UE
y el € para proponernos un paquete de medidas keynesianas que
revitalicen la economía en los países más pobres de la UE.
Idealistamente tratan de conducir la Historia hacia atrás e ignoran que
las leyes del desarrollo económico del capitalismo no permiten a los
monopolios que deciden el futuro de la UE, hacer otra política diferente
a la que corresponde a una potencia imperialista que juega fuerte y
decididamente por desarrollar sus esferas de poder económico y político
en el mundo. Explotación, violencia y guerra es el único futuro que
ofrece la UE.
Cómplices necesarios

En su XIX congreso realizado en Noviembre de 2013, el PCE resolvía la
cuestión con la magistral frase de “romper con la Europa del € sin
romper la Europa del €” que entendemos se sitúa en el mismo nivel de
idealismo y/o complicidad que el llamado del PIE a “realizar la búsqueda
de un desarrollo económico social, ecológico y solidario dentro de la
UE y sin romper con el € porque ello no conduciría automáticamente a
políticas más progresistas”. Palabras huecas de trileros de las que se
hacen eco los charlatanes mediáticos de Podemos al reivindicar dentro de
la UE “una Europa justa, de los derechos y de la democracia”.
Lamentables frases a las que sin ningún tipo de dificultad podríamos
añadir las expresadas por el CE de la CES el pasado Octubre en la que
propone “un nuevo rumbo para Europa para mostrar que Europa defiende el
progreso social y no es un instrumento que ataca los derechos sociales” y
para que eso se convierta en una realidad sacan a relucir nuevamente a
Keynes y proponen “un plan de recuperación europeo audaz con un objetivo
de inversión del 2% del PIB para enfrentar la crisis multifacética”
La caracterización que realizan de la crisis tiene un correlato
necesario en la propuesta de superación que hacen de la misma y, como no
también, en el sujeto político que ha de protagonizar la superación.
Nada de crisis estructural, nada de socialismo y, lógicamente, nada de
clase trabajadora. Para ellos la superación se enmarca en una mejor
gestión del sistema y una corrección ciudadana de las desviaciones que
nos han traído estos lodos. El capitalismo social es su fórmula, pero la
realidad empírica nos dice que la verdadera utopía ya no es pretender
tomar el cielo por asalto y llevar a la clase obrera al poder, sino el
querer hacer de este lobo voraz llamado capitalismo un marco de
convivencia favorable para la mayoría social que todo lo produce.
Por eso nuestra propuesta, la del PCPE, es inequívoca en ese sentido y
descarta cualquier tipo de convivencia con quienes defienden la
ambigüedad y la confusión en un tema central como el posicionamiento
respecto a la UE. Salir de la UE y el € como paso necesario e
imprescindible en el camino hacia el poder obrero y el Socialismo es hoy
la consigna principal que marca el deslinde entre reforma y revolución.
Julio Díaz
PCPE.es
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