Es difícil hacer una previsión sobre los resultados de las Elecciones Generales convocadas parar el 10-N,
es muy compleja la situación política, tanto por tratarse de una
repetición electoral, como por los diversos factores que tensionan la
lucha de clases en el Estado Español.
Pero, más allá de la representación institucional que obtenga cada formación política de las que concurren, la cuestión cierta es que estas Elecciones Generales no resolverán la profunda crisis del bloque de poder que da soporte a los distintos gobiernos en España, desde hace ya mucha décadas.
Ese
bloque de poder es el mismo que apoyó el golpe de Estado de 1936, el
mismo que dio soporte, y se aprovechó, de las cuatro décadas de
dictadura franquista, y el que, finalmente, trazó la estrategia de la
llamada “Transición democrática” para, una vez más, derrotar al
movimiento obrero y popular y restaurar a la monarquía de los Borbones
como superestructura legitimadora de su dominación absoluta.
Su composición se ha ido modulando a lo largo de este período,
con mayor o menor peso de cada uno de sus protagonistas. Aristocracia
terrateniente, capital financiero, burguesía industrial y exportadora,
esferas superiores del ejército y de los cuerpos represivos del Estado,
diversos sectores religiosos, opusdeístas o no, la caterva monárquica
con la familia de los Borbones en el centro, y una cohorte de vividores
diversos que siempre han adulado a los poderes de este país.
La crisis interna de este bloque de poder se viene gestionando desde hace años, cuando los efectos balsámicos de la Transición iniciaron su proceso de agotamiento.
Y especialmente marcado por el cierre de dicha Transición en Euskadi,
con la derrota del nacionalismo revolucionario, tarea en la que ese
bloque de poder se empleó a fondo sin respetar normas de ningún tipo.
Esa es una historia pendiente de escribir.

CATALUNYA LO AGRAVA TODO
Esa
crisis, que se estaba gestando hace ya más de veinte años, se vio
acelerada con la pública corrupción de la monarquía de Juan Carlos I,
siguió con la generalizada corrupción del sistema de Partidos, y se
volvió ya una situación de enorme tensión con el estallido de la crisis
del 2007 y la práctica quiebra del sistema financiero español.
Existiendo otros factores colaterales que empujaban esa crisis, pero que
no añado para no desenfocar los factores principales.
Consciente
de esa profunda deriva, la conclusión que hace la burguesía catalana,
al menos una buena parte de ella como estamos viendo hoy, es que sus intereses clasistas los ha de defender fuera de ese bloque histórico, del cual decide segregarse.
No fue
fácil llegar al convencimiento de que efectivamente, esta vez, sí se
planteaba en Catalunya una opción independentista clara por parte de la
burguesía. Pero lo cierto es que ante esa realidad estamos.
Así, la crisis que se gestaba adquirió una dimensión mayor, en buena medida no previsible.
LA VIEJA ESPAÑA NO SABE POR DONDE CAMINAR
La
reacción de las mismas fuerzas de ese bloque de poder, incrédulas ante
lo que se les venía encima, vuelve a caminar por los peores derroteros
que lo hizo en ocasiones anteriores en la historia.
Se opta por la vía represiva, por la
violencia directa sobre el pueblo y por la represión de la
institucionalidad catalana, el artículo 155. Más gasolina al fuego.
Con los
dirigentes políticos que encabezan ese proceso condenados a duras penas
de prisión por el Tribunal Supremo, y encarcelados y suspendidos de su
condición parlamentaria de forma fraudulenta, la reacción del pueblo en
Catalunya, bajo dirección burguesa, ha sido masiva y ha llevado la
gravedad de la crisis a un escalón superior.
La
cobertura política de esa vía violenta y represiva ha sido la exaltación
de los cuerpos represivos, que realizan todo tipo de actuaciones
arbitrarias e ilegales, y la mirada a los más rancios valores patrios.
Vuelven la fascista rojigualda al escenario político, y los discursos
anticatalanistas, como forma de unificar a las decadentes fuerzas
propias. La manipulación de los medios de propaganda sistémicos de toda “información” que venga de Catalunya es de antología goebeliana.
Esa
España queda así identificada con lo más decadente de la sociología
hispánica, con el mismo fascismo, con la amenaza y con la chulería
frente al debate y a la pugna política. En última instancia, la misma
negación de otra España en la que sí es posible reconocerse, y que
podría significar una opción de futuro de progreso, libertad y justicia.
La España republicana, culta y progresista, que tiene representaciones
tan dignas como Miguel Hernández, Lorca, José Díaz, Saura, Josep Renau,
Alberto, Josep Luis Sert, Torroja, Margarita Nelken, Federica Montseny,
Jesús Larrañaga, Manolo Millares, Manuel Sacristán, Joan Fontana, Miró,
Tuñón de Lara, nombres situados tan solo a título indicativo, que forman
parte de una larga lista de mujeres y hombres que tuvieron la capacidad
de interpretar la realidad, y pensar el futuro, en claves absolutamente
antagónicas con las que hoy son hegemónicas en nuestra realidad. Una
España de futuro que tiene un claro referente en el inmenso acumulado
histórico de la heroica lucha del pueblo contra el fascismo en los
albores de la Segunda Guerra Mundial, y en el internacionalismo que le
dio soporte.
La actual línea política represiva y reaccionaria del bloque de poder
como gestión de su crisis, puede llevar, en última instancia, a romper
toda posibilidad de hacer viable un nuevo proyecto histórico para
España, que pueda superar lo que ese mismo bloque nunca supo resolver,
pero que la clase obrera y los sectores populares podrán llevar a cabo
en un futuro, con la articulación de un amplio bloque social, dirigido
por la clase obrera. Esta violencia actual sencillamente puede llevar a
la quiebra de cualquier opción de futuro para este país. Las
frustraciones y los resentimientos que esa violencia genera son la
simiente de nuevas inestabilidades para el mismo sistema de dominación
vigente.
RESULTADOS DEL 10-N
No es posible pronosticar un resultado electoral del 10-N en términos cuantitativos, pero en términos políticos sí.
Las Elecciones las ganará el bloque
político que actuará en la crisis del bloque de poder optando por la vía
represiva, y por un españolismo caduco y fracasado.
Esa afirmación sí que se puede hacer, pues no existe hoy, con fuerza
suficiente, una tendencia política que tenga la capacidad de hacer
hegemónico otro bloque social diferente al que lleva décadas instalado
en el poder absoluto, y con su monarquía.
Por tanto la crisis de España seguirá.
Y el reto seguirá siendo el de levantar la nueva alternativa, el nuevo
bloque de alianzas sociales, que avance hacia un nuevo proyecto
histórico para este país. Hacia una República Socialista de carácter
Confederal, que sea unión voluntaria de pueblos libres y soberanos.
¡Hace falta más gente en este surco!
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